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¿Por qué tus equipos no quieren volver a la oficina?

¿Por qué tus equipos no quieren volver a la oficina?

Porque nunca se han ido.

Porque ellos han descubierto que siguen aportando el mismo valor desde su casa que desde tu centro de trabajo. Porque tú también lo has descubierto, pero aún no sabes qué ni cómo hacer con esto. Y cuando no sabemos qué hacer, volvemos al camino fácil: hagamos lo de siempre. Ya, pero no. No te está funcionando. Y lo sabes.

Párate un momento a reflexionar porque nada de lo que conocías existe ya en la misma forma. Acciones pasadas para necesidades actuales dan lugar a tremendísimo quebraderos de cabeza. Y ni el mercado ni el horno están para bollos.

Voy a ser lo más sintética que mi locuacidad me permita (y ya sabes que es mucha 😉 ):

Equipos de organizaciones con modelos y sistemas de producción del siglo pasado:

Estamos en el año 2021. Entrando de lleno en una crisis mundial pandémica y postpandémica ante la que somos incapaces de hacer una predicción mínimamente certera.

Y a fecha de hoy, existen organizaciones en las que mantenemos estilos de gestión y liderazgo propios de principios del XIX. Y esto es ideal cuando su producto y forma de gestionarlo sigue vigente hoy porque así lo requiere. Estilos de gestión y producción del siglo pasado en productos que han surgido nuevos para dar respuesta a situaciones de hoy empieza a dar problemas. Hay algo que empieza a no encajar. Menos mal que nos vamos dando cuenta.

Por aquel entonces, se creaban espacios de trabajo en los que la organización facilita la materia prima y las herramientas y maquinaria necesarias para poder ejecutar los procesos de transformación pertinentes. Todo esto estaba en un lugar físico. En un centro de trabajo. Y aprendimos que era necesario desplazarnos físicamente hasta allí para producir. Tantas horas, tanta producción. Tiempo presencial haciendo lo que hubiera que hacer a cambio de dinero. Hasta aquí todo muy bien. Y a fecha de hoy es necesario que todos o parte de sus procesos siguen siendo así. Y es perfecto.

¿Hay organizaciones hoy día que siguen manteniendo este esquema?

Sí. Y en mucho casos, sigue vigente con éxito. Porque ese es su modelo de negocio.

¿Qué ocurrió con su actividad durante la pandemia?

Pues que se paró por el tiempo estrictamente necesario requerido para atender a la situación de crisis sanitaria. Es decir, relativamente poco.

¿Qué ocurrió con los trabajadores que tuvieron que volver a su puesto de trabajo?

En términos de su sensación a volver a trabajar en puesto de trabajo nada, porque para ellos, efectivamente todo siguió igual. Todos entendieron la pertinencia y el sentido de acudir a sus puestos de trabajo. Obviamente tuvieron que enfrentarse a la superación de miedos potenciales al bicho y al contagio y adoptar las medidas de prevención y seguridad oportunas (todo mi respeto y admiración para ellos) En cuanto estos dos factores se produjeron la normalidad reinó en sus posiciones en relativamente poco tiempo.

Equipos de organizaciones que ya no tienen productos del siglo pasado pero se siguen gestionando igual que entonces.

Ahora bien, que sigamos manteniendo esquemas de gestión organizacional de 1908 en 2021 para resolver necesidades actuales que no existían en esa época,  sí es un problema. Que, además, apliquemos modelos industriales de gestión a los procesos creativos, divergentes y abstractos a través de los que las personas transformamos ideas, pensamientos y palabras en servicios a través de herramientas digitales para dar respuesta a las necesidades de nuestros clientes es un problemón. Y de los gordos. Y la pandemia nos lo ha puesto de manifiesto. Y hay organizaciones que siguen manteniendo este esquema.

Ir a un puesto de trabajo presencial a realizar este tipo de trabajo antes de la pandemia no revertía mayor problema. El “siempre se hizo así” es un gran aliado para que nos cuestionemos con excesiva poca frecuencia el “para qué” hacemos lo que hacemos.

Pero llegó el confinamiento derivado de una crisis sanitaria. Y estos trabajadores tuvieron que irse a su casa. Y nuestras sospechas comenzaron a convertirse en evidencias.

¿Qué ocurrió con su actividad durante la pandemia?

No dejaron la oficina nunca, porque descubrieron que ellos, en sí mismos, son la oficina.

Que en el siglo XXI, en la ejecución de gran parte de las actividades empresariales que llevamos a cabo la materia prima son ideas, palabras, razonamientos y las herramientas el cerebro de nuestras personas y una conexión potente de su portátil a un ADSL. Nada más.

Y como la herramienta es el cerebro, descubrimos que no tiene botón de on/off. Que son las 23.16 de la noche y yo estoy aquí escribiendo este post, porque ahora sí, pero por la mañana no. Y que nuestro trabajo no va tanto de horas como de resultados. Y que nuestros indicadores de producción, no van tanto de calcular al peso como de valor. Así que, descubrimos que si dormíamos media hora porque no nos pasábamos  una hora y 35 minutos en el metro, aportábamos más valor a nuestra organización. Porque cuidar nuestro descanso y nuestra energía es afilar nuestra herramienta principal. Increíble pero cierto.

Y nos costó mucho, porque (y esta distinción es TREMENDAMENTE IMPORTANTE) no estábamos teletrabajando. Estábamos trabajando confinados. Sin libertad. Porque no había posibilidad de adaptación ni de elección. Esto que hemos hecho no ha sido teletrabajo, repito para que no se mezclen términos ni hagamos asociaciones inadecuadas. A modelos híbridos de  trabajar en contextos presenciales y virtuales es a lo que nos tenemos que enfrentar ahora. Lo que hemos hecho hasta ahora es una situación excepcional y que ha demandado un nivel de energía y esfuerzo increíble en todas las personas de la organización y  esperemos que no se vuelva a repetir nunca.

¿Qué ocurrió con los trabajadores que tuvieron que volver a su puesto de trabajo?

Pero, a los colaboradores, les sirvió para descubrir cosas:

  • Para según qué tipo de trabajos, la presencialidad y todos los factores innecesarios y qué generan desgaste a nuestra herramienta principal, no es imprescindible.
  • Que los medios que la organización pone a disposición a X kilómetros de mi casa no son imprescindibles para la ejecución de mi trabajo.
  • Que los resultados y la aportación de valor han permanecido intactos. Y que, de una forma objetiva, se podría decir que dada la adversidad de la situación, su contribución incluso ha mejorado.
  • Que en plena situación de crisis, las personas lo dan todo y un poco más.

¿Qué ocurrió con los líderes de estas organizaciones?

Y los líderes de empresas con este tipo de actividad que quieren volver a “lo de antes” también han descubierto cosas:

  • Que el que trabajaba poco en el puesto de trabajo, ha trabajado poco en su casa. Milagros a Roma.
  • Que sus colaboradores no quieren volver a la oficina. Y no es por miedo, ni por comodidad. Es que han entendido que ya no tiene sentido. Al menos, no en la misma forma que antes. Y justo son lo de mayor compromiso con el valor que son capaces de aportar los que más están cuestionando el modelo. Soluciona esto ya que no te puedes permitir desperdiciar talento.
  • Que necesitamos controlar. Que como no sabemos liderar por objetivos ni sabemos evaluar el desempeño ni muchísimo menos la aportación de valor, entonces necesitamos ver a la persona. Y digo a la persona porque, repito, en procesos que se producen en el cerebro, no tengo acceso al proceso. Sólo al resultado. Pero es tal nuestro desconocimiento que si veo cuerpos, veo producción.

Así que de los creadores de “vamos a calentar las sillas” llega “vamos a calentar los Zooms”. Y, de este sutil modo la incompetencia presencial para liderar, se convirtió, en incompetencia on line para liderar. Las reuniones se empezaron a adelantar a las 8.00 de la mañana para alagarse de forma ininterrumpida hasta cierre.

¿Qué ocurrió con los trabajadores de este tipo de organizaciones a los que se les pide volver a la oficina “como antes”?

Que no quieren volver. No “como antes”. Porque ya nada es igual. Porque ya no lo era antes. Y ahora menos. Y además lo han vivido y experimentado en sus carnes. Y tienen hechos irrebatibles. Si lo consiguieron hacer en tiempo record, en una situación histórica sin precedentes, con un estado emocional absolutamente desfavorable ¿les vas a decir que no van a poder cuando toda esta pesadilla se haya acabado? Vamos hombre.

Te va a ayudar mucho a contextualizar y tener una visión más amplia de los nuevos retos a los que nos enfrentamos leer este artículo de PWC que Juan Carlos Arrieta Director de Proyectos Corportativos de Esic Business School compartió en su perfil la semana pasada.

¿Qué han aprendido y qué están aprendiendo las organizaciones que ya han entendido que no podemos volver “a lo de antes”?

  • Que los colaboradores que comparten propósito con la organización y aportan valor, lo hacen con independencia de la situación y el lugar en el que se encuentren. Porque les mueve el compromiso y la orientación a la consecución de los resultados.
  • Que liderar es ponerse al servicio de nuestros colaboradores. Y liderar en tiempos pandémicos, es preguntarles qué necesitáis para llegar, cómo puedo ayudarte, qué te hace falta, detectar en qué competencia es más urgente que se formen para poder usar la tecnología que necesitas.
  • Que liderar en lo que nos viene ahora es entender que mi misión es inspirar para crear visión compartida. Que juntos definamos qué objetivos tenemos que conseguir para aportar valor ahí afuera. Y que entre todos, definamos las acciones que tenemos que poner en marcha para poder alcanzarlos.
  • Y que en el GAP que se forma entre lo que necesitamos para llegar y lo que tenemos, vuelve a ser función del líder ponerse al servicio de sus trabajadores. Para impulsar su desarrollo profesional, para incrementar su capacidad de aportar de valor y para diseñarle contextos que le generen bienestar y posibilidad de explorar su potencial.
  • Y para que llevar a cabo esa acciones (esos comportamientos, ese talento puesto en acción) debemos construir, entre todos, entornos híbridos de trabajo.
  • Que eso pasa por confiar en tus colaboradores. Para que tus colaboradores confíen en ti.
  • Que eso para por mejorar la capacidad de nuestros líderes para liderar sin controlar a través del presentismo (presencial u online). Porque controlar es cualquier cosa menos liderar.
  • Que eso pasa por entender que debemos poner a disposición de nuestros equipos espacios de trabajo para cuando el desempeño de su trabajo así lo requiera. O por si esa persona no tiene las condiciones necesarias en otro lugar físico para poner en acción su talento.
  • Que eso pasa por hacer ver a nuestros colaboradores que en su puesto de trabajo además de ejecutar, necesitamos pensar. Y más allá de pensar necesitamos compartir, socializar, empaparnos y contagiarnos de valores, de formas de hacer, de conversaciones informales y encuentros casuales en espacios comunes dónde crear cultura de organización. Y eso requiere buscar formas nuevas de compartir. Y algunas de ellas requerirán presencialidad y piel. Y será genial. Y otras no. Y también será genial.

La pregunta no es: ¿Qué hacemos para que nuestros colaboradores quieran volver a la oficina?

La pregunta es: ¿Qué tenemos que cambiar en nuestros modelos de gestión y de liderazgo para adaptarnos a nuestra situación actual?

Es más, la pregunta no es ¿qué les pasa a nuestros colaboradores? Que tus trabajadores estén manifestando una necesidad de cambio, no es el problema a resolver. Ese es el síntoma de que hay algo “que está fallando” en la forma de gestionar el talento de tus personas a lo que no estás atendiendo.

Y la solución no está en ti. O no solo. Cede espacio en el diseño de soluciones a tus equipos. Plantea los retos, comparte tus propuestas y elabora y crea otras junto a ellos.

No tenemos soluciones mágicas. Nadie las tiene. He recogido ideas en este post de muchos meses de trabajo con mis clientes en empresa y mis clientes profesionales de organizaciones. Ojerosos, cansados, tristes y agotados en su gran mayoría. Salimos de tiempos complejos para irnos a un panorama absolutamente desconocido.

No sigas escondiendo la cabeza, cuánto más tiempo sigas en la ingenua creencia de querer volver a “lo de antes” con más virulencia te va a estallar en la cara.

Cuántas más veces te abras a preguntar, a hablar, a buscar alternativas, soluciones diferentes más cerca estarás de empezar la fiesta que se nos viene encima con tu equipo más unido, más fuerte, más valorado y con más confianza en que vais navegando, con tu impulso, a buen puerto.

Abro debate en comentarios. Espero con ansia tu vivencia. Compartir, hoy más que nunca, es vivir.