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Tú no eres tu puesto de trabajo.

Tú no eres tu puesto de trabajo. Tú eres mucho más que eso. Millones de veces más que eso. Y hoy quiero explicarte algo muy importante al respecto.

En todas las formaciones que he recibido y posteriormente impartido sobre gestión de personas (lo que antes se llamaba RRHH 😝)  hemos insistido hasta la saciedad en lo crucial que es la distinción persona/puesto para realizar adecuados procesos de selección, análisis de puestos, sistemas de evaluación del desempeño, procesos de desarrollo y plan de carrera, etc.

Por un lado están los puestos de trabajo (a los que se les asignan unos determinados requisitos) y por otro están las personas (como todos sabemos, las personas tienen un determinado perfil de competencias que “suelen” o “deberían” ajustarse a ese puesto en cuanto a su nivel de desarrollo alcanzado)

Hasta aquí bien. Pero he observado algo; en ocasiones, de forma mágica, persona y puesto tienden a fusionarse.

Puesto < Persona

De este modo, cuando el puesto tiene exigencias más bajas que la persona que lo ocupa, la persona empequeñece. Se adapta y se amolda a estas tareas requeridas y cómo si alguna autoridad superior se lo impidiera, se limita a lo que “se supone que debe hacer la persona que ocupa ese puesto” Y lo peor de todo, es que ella se lo cree.

Puesto > Persona

A veces pasa al contrario. La persona tiene la sensación (a veces acertada) de que esa posición le viene grande y en lugar de dejarse crecer por las circunstancias; la inseguridad y la ansiedad generada por el elevado grado de perfeccionismo que se autoimpone, se queda en el mismo punto. Y lo peor de todo, es que es persona se lo cree.

Persona = Puesto ¿?

Hay ocasiones en las que se hace una simbiosis perfecta. La persona está como pez en el agua. Bailan el mismo son. Han tenido épocas pasadas de pisotones, puede incluso que en alguna ocasión le hayan hecho daño los zapatos. Pero han sabido surcar mares, y los dos navegan en las mismas aguas. Pero ¡ay! Un día los separan. La persona abandona a su amado puesto para ir a RRHH por unos minutos. Los suficientes para saber que ya nunca más habrá baile, que la tormenta en forma de despido esta vez le ha dejado en alta mar… con lo puesto. Pero sin el puesto.

Puesto Persona RRHH Elena Arnaiz

Tú no eres tu puesto de trabajo

Y te repito el título y la esencia del post una vez más: tú no eres tu puesto de trabajo. Esto que tanto nos han explicado a los profesionales de la gestión de personas, deben saberlo también los profesionales en general. Tener bien clara esta distinción nos allana mucho el camino en los procesos de desarrollo profesional.

Cuando pierdes tu puesto de trabajo, tú no desapareces.

Por tanto, cuando pierdes tu trabajo, tú no desapareces. No te conviertes en alguien poco valioso, en alguien inútil que no sabe hacer nada. Y necesito que esto te quede muy claro. Por encima de tu empresa, de tu jefe, del de RRHH, de la ¿crisis? o de lo que sea que te haya separado de tu puesto de trabajo, tu no desapareces. Tú rebosas de competencias, de cualidades, de valores, de conocimiento y de formas únicas de hacer las cosas. Y si no es tan así, te pones como loco a hacerlo. Y así, por encima del puesto, siempre, siempre y mil veces siempre estará la persona.

Tu puesto se queda ahí. Pero tú te vas con lo que ya traías más lo que has aprendido todo este tiempo. Resulta que ahora eres más que tu puesto.

He conocido personas que una vez separadas de su puesto, no sabían decir a qué se dedicaban delante de la funcionaria del Servicio Público de Empleo que le insistía en qué  tenía que completar en ese dichoso formulario.

Síntomas de las personas que equivocan puesto y persona

Y esto ocurre porque se han pasado años confundidos. Estos son los síntomas de las personas que equivocan puesto y persona:

  • Se presentaban a sí mismos con el nombre que en su empresa le dan al puesto (y por mucho que sus funciones sean superiores a lo que dice su tarjeta, no hay quien los baje de la burra)
  • Cuando les preguntas que a qué se dedican, te contestan hablándote con las cosas a las que se dedica la empresa (no son capaces de verbalizar ni uno solo de sus logros)
  • Hablan en plural. Utilizan el “nosotros hacemos”. Y si fuera por aquello del trabajo en equipo me parecería bien, pero no. Se han integrado tanto con el puesto que han acabado desintegrados. Y así no hay quien recomponga luego.
  • Cuando su puesto les abandona, sienten que han perdido todo. Por arte de magia todas las competencias que ponían en marcha cada día en su añorado puesto, desaparecen. Y ahora son, se sienten y viven como “desempleados” Como persona desempleada en agónica espera de que otro puesto venga a despertarles sus competencias adormedecidas.

A ti que estás en tu puesto.

Así que me dirijo a ti. A ti que estás en tu puesto. No dejes que te absorba tu identidad, no permitas que os entremezclen. Mantente siempre con criterio. Eres un profesional con unas competencias determinadas. Si están por debajo del puesto, esfuérzate en crecer. Si están por encima, haz crecer a tu puesto aportándole mucho valor. Y si no puedes, busca otro. Y si tampoco, créalo. Y si te quieres conformar, hazlo, pero sé consciente de que lo estás haciendo.

Si están en “perfecto” pero temporal (todos los trabajos lo son) equilibrio: párate a reflexionar en esto que te digo. Te va a hacer mucha falta tener bien identificadas tus competencias y todo aquello que tú eres como profesional cuando llegue el momento de la despedida (que siempre queda mejor que el despido)

Y a ti que estás sin tu puesto.

Y a ti. A ti que aún te crees que tu puesto de trabajo te ha despojado de todas tus armas, que desde que te falta la silla y la tarjeta te falta el alma, párate a pensar.  Me gustaría que vieras lo que escribimos los de RRHH sobre las características del puesto y lo que has acabado teniendo que hacer tú. Tú le has dado vida a ese trabajo, le has puesto las pilas y has hecho que camine no dejes que ahora una de tus mejores obras acabe contigo.

Al igual que alguien ha tenido que hacer en su día con tu puesto: sentarse y escribir las características del mismo ahora te toca a ti. Coge folio en blanco y escribe todo lo que estás dispuesto y eres capaz de hacer por muchos de esos puestos.

Y si aún no existe en alguna organización, haz que lo tengan que escribir para ti. Enséñales lo valioso que es todo eso que tú sabes hacer en su organización y empezad a escribir juntos un nuevo puesto y una nueva historia. Y esta vez, eso sí, reparte bien los papeles desde el principio.


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Personal Branding Elena Arnaiz