No quise titular este post como realmente me hubiera apetecido. En realidad, se titula:
Este post va a ser una mierda.
No sé de qué voy a hablar. No lo va leer nadie. No sé para qué me esfuerzo.
¿A quién le va a gustar esto?
Que cansada estoy, lo mejor que podría hacer es irme al sofá a ver la TV un rato. Ya lo escribiré en otro momento.
Mira, por una vez, ¿qué más da? Esta semana no escribo post…Es que trabajo un montón, debo descansar más.
Bueno venga, voy a pensar. Uff, no se me ocurre nada. Que va, hoy estoy bloqueada.
Voy a entrar a facebook a ver si me inspiro: anda mira, este finde hay concierto… No podré soportar ver otra foto más de perros moribundos… Voy a leer este post, jo, que chulo… Ella sí que escribe bien!! Porque desde luego yo, hoy no es mi día…
¿Qué clase de post crees que me va a salir en este momento?
En la segunda línea tienes la respuesta. (Perdona por la palabra malsonante, pero es que la reproducción es literal y en mi cabezota no hay censura)
Ahora vamos a poner un poco de cordura a este cerebro enmarañado. No me voy a ir a lo fácil.
Lo versión simplista (y totalmente distorsionada) de la psicología en general y de la positiva en particular (más bien la verborrea simplista de muchos de los portavoces que se suben al carro con conocimiento mínimo del tema ¿se me ve un poco picada con el tema, verdad?) nos lanzarían un mensaje en esta línea:
“Tú puedes con todo. Tan sólo es cuestión de proponértelo. Ja y ja!”
Elena, mírate al espejo y tú dite a ti misma:
“Venga guapa, ¡¡ánimo que tu puedes con todo!! Siéntate delante de tu folio en blanco y en un minuto dejarás a Cervantes en un segundo plano. Sólo es cuestión de proponértelo”
Vendría al caso volver a utilizar otra vez la expresión malsonante del principio acompañada de “y una…” pero es que mi madre me lee y no lo podría soportar.
No, no y mil veces no. Ese rollo de “puedes hacer todo lo que te propongas” es falso, hace mucho daño y ningún psicólogo o experto en comportamiento humano del que te puedas fiar te lo puede recomendar.
La modulación del lenguaje en nuestro beneficio, funciona.
La modulación del lenguaje en nuestro beneficio, funciona. Para bien y para mal. Vaya si funciona. Pero parte siempre de una base de realidad.
De un autoconcepto justo, positivo y equilibrado surge un lenguaje interno cariñoso, motivador, comprensivo y de trato fácil que nos lleva a nuestro punto máximo de rendimiento.
No, yo nunca seré J.K. Rowling escribiendo, pero sí que soy capaz de comunicar por escrito ideas y vivencias que pueden ser inspiradoras, reflexivas o bonitas para alguien.
Está en mi mano y bajo mi control, clavar la mirada en la mitad hacia arriba de mi potencial, evaluarme justamente y hablarme con la determinación y el equilibrio suficientes como para que mis acciones me dirijan al éxito y al máximo de mi potencial o, por el contrario… vuelve a leer la segunda línea.
Es un hecho, nuestro lenguaje condiciona nuestras acciones. De forma fulminante y muy obediente. ¿Qué me empeño en decirme que no voy a conseguir el post que quiero? Allá va mi cerebro muy disciplinado a darme la razón. Unas cuentas señales para que mi falta de atención, mi pereza y mi incomodidad crezcan como la espuma… y el plato está servido. De forma casi mágica, todo confabula para que no lo escriba o para que me ponga a ello y no sirva para nada.
¿La buena noticia?
El lenguaje que utilizamos con nosotros mismos se entrena. Y se puede (y se debe) entrenar en positivo y en nuestro beneficio. Partiendo siempre de una base de realidad (recuerda esto porque es sumamente importante; por más que te digas que vas a volar, jamás lo conseguirás)
Y de la misma manera que notas los efectos positivos cuando entrenas tus músculos, también los notas cuando analizas e identificas los patrones que repites para hablarte a ti y para tratar de guiar tus acciones y los modificas para que te sean beneficiosos.
Por eso, cuando yo entro en bucles cansinos como el que describo arriba y me centro en las excusas que me pongo para no hacer cosas que me lleven a mis objetivos, cojo el control y me digo:
¡Ya! ¡Hasta aquí!
Y me corrijo. Recalculo la ruta. Las veces que sean necesarias. Hasta que soy capaz de percibir el cambio. Y si yo puedo hacerlo, tú también. Así que, ¡manos a la obra!
Rutina de ejercicios para tu habla interior
Sigo esta rutina de ejercicios que me dejan mi habla interna muy en forma:
1. Identifica tus pensamientos y el lenguaje con el que te hablas.
Lo primero que tienes que hacer es identificarlos. La toma de consciencia de lo que ocurre en nuestra cabeza es determinante. No podemos dejar campar a sus anchas a nuestras tiranas palabras y que hagan con nosotros lo que ellas quieran.
¿Te das cuenta de la cantidad de veces que vamos sin riendas por la vida? Nadie nos ha enseñado lo que tenemos que hacer para controlar la calidad de nuestros pensamientos.
En relación con este tema, y aunque no venga mucho al caso, vigila muy mucho el lenguaje con el que les hablas a tus pequeños porque ese es el lenguaje que determinará gran parte de sus vidas. Vigila muy mucho los pensamientos en voz alta que haces delante de ellos, porque interiorizarán como esponjas tus razonamientos. Cuídalo, no imaginas el bien que les estás haciendo.
2. Sustituye ese lenguaje tirano por un lenguaje más cariñoso.
Empiezo mi entrenamiento para tratar de cambiarlos. Al principio cuesta y sudas y quieres tirar la toalla, igual que en el gimnasio. Igualito.
Me voy al baúl de los recuerdos y recurro a mis casos de éxito.
Si me ha salido muchas veces bien, ¿por qué esta vez a ver ser diferente?
Si en alguna ocasión lo he logrado, ¿por qué en esta ocasión no lo voy a hacer?
3. Anticipa la emoción que vas a sentir cuando lo logres.
Me voy a la emoción que voy a sentir cuando lo consiga.
Yo es que soy muy simple, lo que me hace sentir bien lo repito y de lo que me hace daño, me aparto (casi siempre).
Recrearme en la emoción positiva que voy a sentir cuando termine la tarea que estoy realizando, me hace sentir muy bien.
La sensación de estar enfocada en una tarea, tener un objetivo y hacer las cosas adecuadas para conseguirlas, me hace sentir muy bien.
Busca todo aquello que a ti te haga sentir bien en relación con tu tarea o tu objetivo y recréate en ello.
4. Evalúa tu cambio.
Analizo como mi estado de ánimo va cambiando. Observo como de la misma manera que mis palabras dictadoras, injustas y crueles me llevan al lodo, de manera casi inminente, mis palabras tranquilizadoras, benevolentes, justas y motivadoras, me van serenando muy poco a poco. Y de forma automática, mis acciones toman otro rumbo. El que yo le marco. Y me siento poderosa e infinitamente más libre.
Así que toma consciencia de cuanto influye en tus resultados tu conversación interior, háblate con justicia y honestidad. Entrena tu lenguaje para que puedas conducir tus acciones hasta tu objetivo. Gana en calidad de vida y deja de torturarte con aquello que te dices de forma recurrente y mantén la esperanza aunque lo veas complicado: te prometo que si quieres puedes cambiarlo.
Al final, estoy contenta con el post. Estaba en mi mano y he logrado reconducirme e ir a por mi objetivo. Para la próxima, más y mejor 😉 ¡Espero que el esfuerzo haya merecido la pena y te haya gustado!
Hola Elena!
Muy interesante tu manera de enfocar el tema. Al final me doy cuenta de que las habilidades sociales de comunicación, no sólo hay que practicarlas con los demás, sino también con un@ mism@.
En cuanto a la jornada de Avilés, deseando que llegue el día. Y muy ilusionada por tener la oportunidad de escucharos en directo y, si hay ocasión, poder desvirtualizaros.
¡Hasta pronto!
Hola Isabel! No me digas que te voy a ver el día 3!! Que alegría!! Me encantará que tengamos la ocasión de hablar un ratito!! No sabía que vivías en Asturias!! Será genial conocerte. Miles de gracias. nos vemos el miércoles! Lo vamos a pasar muy bien!!
Yo estoy aún en la batalla del punto 1 y no siempre gano…..las palabras me pueden todavía más de lo que quisiera. Estoy totalmente de acuerdo contigo en cuanto a cómo nos condicionan a la hora de hacer o dejar de hacer lo que verdaderamente queremos. Debemos luchar contra el autosabotaje y entrenar nuestra máquina de pensar!!
Bea! que ilusión verte por aquí! Mil gracias guapa!Ya sabes, a seguir trabajando fuertemente en ello 😉 Un abrazo, nos vemos pronto!!
Bien Elena eres genial y al punto, un abrazo!!!!!
jajajaja Muchísimas gracias Jose, un abrazo para ti también!
Me encantó… ¡y no dejes de usar la palabra “mierda” 😀
jajajaja noooo, que mi madre me lee!! 😉 Muchísimas gracias, me alegra mucho que te haya gustado!!
Hola Elena…
Respondo a tu última frase del post “espero que el esfuerzo haya merecido la pena”…
Claro que siiii, el esfuerzo siempre merece la pena independientemente de los resultados (y no lo digo por el artículo que conste en acta).
Gracias por tu sencilla brillantez, tus esfuerzos inspiran, animan y empujan a seguir creciendo…
Lo comparto y lo “recomprarto” se que empujara a muchísima gente (incluida yo) a “Hablarse bien para vivir mejor” … creo que es el primer paso.